lunes, 24 de octubre de 2011

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

La devoción a Jesús Maestro es un estilo de vida...
En la liturgia, tanto dominical como diaria, nos está acompañando el apóstol Pablo, patrono y protector de la Familia Paulina. Le escuchamos y seguimos con amor. Esta semana, que coincide con la 'novena a Jesús Maestro', la carta a los Romanos es como la luz y la guía que ilumina y refuerza el camino paulino, cuya meta y fundamento no puede ser otro que: Jesús Maestro, el Camino, la Verdad, la Vida. Hoy, lunes de la semana XXX del Tiempo ordinario, el Apóstol nos urge a vivir según el Espíritu y conmducidos por él, para ser de veras hijos de Dios: "Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios". ¡Qué mejor preparación espiritual y apostólica para la fiesta entrañable de nuestro único Maestro Jesús!

Otra óptima preparación es también la de ir escuchando-orando-contemplando a lo largo de los  días de la novena la Palabra tan rica y abundante que se proclamará en la celebración litúrgica, tanto de la Eucaristía como de la Liturgia de las Horas. Cito los textos del ciclo A:
1ª lectura: Is 50, 4-7/ Salmo responsorial: sal 24, 4-5. 10. 12-15/ 2ª lectura: 2Pe 1, 16-19/ vers. al Evangelio: Jn 14, 6/ Evangelio: Jn 13, 1-17. Y la Liturgia de las Horas: Rm 15,8-12//Prov 8, 12-14. 17.22-32// 1Jn 2,24.27-28// 1Jn 5,20//1Jn 5,11-12// 2Jn 9-10// Ef 2,4-7. Y la segunda lectura del Oficio de lectura ofrece dos textos: uno de san :Buenaventura, Serm. de Temp: "No se debe llamar ni considerar como maestro a nadie más que a Cristo" y como alternativo un texto del beato Santiago Alberione, que ya en las primeras palabras de este texto resume el contenido de todo el escrito que se remonta al año 1963 y que sintetiza en lo que constituyó el centro y el ideal del p. Alberione transmitido a toda la Familia Paulina: "Todo el mensaje de san Pablo se puede resumir así: configurarnos con Cristo, para alcanzar la perfección a la que todos estamos llamados".
En Roma la Familia Paulina está preparando con particular esmero la Solemnidad de Jesucristo Maestro. Todos los domingos del mes de octubre están teniendo un relieve especial, cuidando las Celebraciones litúrgica con participación de miembrosde las instituciones paulinas en la Eucaristía, las Vísperas y una conferencia sobre temas específicos centrados en Jesús Maestro.


Se propone también una novena:


NOVENA A JESÚS MAESTRO
(para introducir en la celebración de Vísperas o Laudes)
Dios mío, ven en mi auxilio…


Lucernario o Invitatorio: ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús verdad para nuestra inteligencia, te damos gracias por el don del Evangelio. Tú iluminas a todo hombre que acoge tu palabra,Tú iluminas y confirmas nuestros pasos
¡Vive en nuestra mente, Jesús Verdad!


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús camino para nuestra voluntad. Tú eres nuestro modelo: desde el pesebre hasta el Calvario nos has trazado el camino divino del amor al Padre, a los hermanos, camino de pureza infinita y de amor a la entrega, al sacrificio. Haznos conocer tu camino como camino seguro, único, infalible. Que sigamos tus huellas de pobreza, castidad, obediencia. Sustituye mi voluntad por la tuya.


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús vida para nuestro corazón, que nos revistes de gracia y nos sostienes en el camino hacia el cielo. Tú has venido para que los hombres tengan la vida en abundancia. Tú eres la vid verdadera que el Padre ha plantado y cultiva: Concédenos permanecer en ti, sacar la savia en las fuentes de la gracia para dar frutos de santidad y de apostolado. Vive en nosotras, para que, nos hagamos siempre más discípulas auténticas y el Padre sea glorificado en nosotras.


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos Jesús, Maestro perfecto, que nos das ejemplo, nos enseñas y nos fortaleces a nosotras, tus discípulas, en tu seguimiento. Por ti, contigo, en ti, alabamos y adoramos al Padre y al Espíritu Santo.




HIMNO:


Gloria a ti, Señor y Maestro, Palabra eterna en el Espíritu, amor del Padre.


Tú eres e lcamino, la verdad y la vida. Pastor y Maestro: ¡Gloria a ti! Gloria a ti, gloria a ti. or la fe de la Iglesia y de tus santos,¡Kyrie eleison!


Tú, grano de trigo oculto en la tierra, Palabra encarnada: ¡Gloria a ti! Envías hoy a los heraldos de tu Reino: ¡Gloria a ti, gloria a ti! Por la esperanza de la Iglesia y de tus santos, Kyrie eleison!
Alumbras las tinieblas del mundo y del hombre. Luz eterna del padre: ¡Gloria a ti! Envías hoy mensajeros de la paz: ¡Gloria a ti, gloria a ti! Por el amor de la Iglesia y de tus santos, Kyrie eleison!

(Se puede elegir entre los varios himnos de Jesús Maestro)


SALMOS Y CÁNTICO


Los pasajes bíblicos que siguen se pueden leer después de la Lectura breve correspondiente:


Primer día:  El Padre quiere que escuchemos a Jesús, el Hijo en el que se complace/ Lect. Mt 17, 1-5
Segundo día: Jesús es Maestro de vida/ Lect. Jn 5, 24-27. 30

Tercer día: Jesús, el Maestro cuyo yugo es ligero, es modelo de la acción de gracias/ Lect. Mt 11, 25-30
Cuarto día:  Hemos sido predestinados a ser conformes a la imagen de Jesús Maestro/Lect. Rm 8, 28-32.
Quinto día: El Padre es glorificado cuando nosotros permanecemos en Jesús y en él damos fruto/Lect. Jn 15, 4-5.7-11
Sexto día: En Jesús Maestro se cumple perfectamente la voluntad del Padre y nosotros somos santificados
Lect. Hb 10, 5-10
Séptimo día: Jesús Maestro en el servicio por amor, nos indica el camino de la bienaventuranza/Lect. Jn 13, 12-17
Octavo día: Jesús vive siempre en comunión con el Padre; si nosotros permanecemos en su Palabra, la verdad nos hará libres/ Lect. Jn 8, 28-32
Noveno día: Jesús Maestro único/ Lect. Mt 23, 8-11


Ant. Al Magnificat o al Benedictus: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Aleluya.


Oración final para todos los días de la Novena:
Dios todopoderoso y eterno, que has enviado a tu Hijo como Maestro único y universal, haz que, asimilando su doctrina, consigamos alcanzar las realidades eternas.




CANTO FINAL


"No temáis, no temáis: Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión".

































NOVENA A JESÚS MAESTRO


Para introducir en la celebración de Vísperas o Laudes

Dios mío, ven en mi auxilio…

Lucernario o Invitatorio: ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús verdad para nuestra inteligencia, te damos gracias por el don del Evangelio.

Tú iluminas a todo hombre que acoge tu palabra,

Tú iluminas y confirmas nuestros pasos.

¡Vive en nuestra mente, oh Jesús Verdad!

Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús camino para nuestra voluntad. Tú eres nuestro modelo: desde el pesebre hasta el Calvario nos has trazado el camino divino del amor al Padre, a los hermanos, camino de pureza infinita y de amor a la entrega, al sacrificio.

Haznos conocer tu camino como camino seguro, único, infalible.

Que sigamos tus huellas de pobreza, castidad, obediencia. Sustituye mi voluntad por la tuya. Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús, vida para nuestro corazón, que nos revistes de gracia y nos sostienes en el camino hacia el cielo.

Tú has venido para que los hombres tengan la vida en abundancia.

Tú eres la vid verdadera que el Padre ha plantado y cultiva:

Concédenos permanecer en ti, sacar la savia en las fuentes de la gracia para dar frutos de santidad y de apostolado.

Vive en nosotros, para que, nos hagamos siempre más discípulas auténticas y el Padre sea glorificado en nosotras.

Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos Jesús, Maestro perfecto, que nos das ejemplo, nos enseñas y nos fortaleces a nosotras, tus discípulas, en tu seguimiento.

Por ti, contigo, en ti, alabamos y adoramos al Padre y al Espíritu Santo.



HIMNO:

Gloria a ti, Señor y Maestro, Palabra eterna en el Espíritu, amor del Padre.

Tú eres e lcamino, la verdad y la vida.

Pastor y Maestro: ¡Gloria a ti!

Gloria a ti, gloria a ti.

Por la fe de la iGlesia y de los santos,

Kyrie eleison.



Tú, grano de trigo oculto en la tierra,

Palabra encarnada: ¡Gloria a ti!

Envías hoy a los heraldos de tu Reino: ¡Gloria a ti, gloria a ti!

Por la esperanza de la Igelsia y de tus santos, Kyrie eleison.



Alumbras las tinieblas del mundo y del hombre.

Luz eterna del padre: ¡Gloria a ti!

Envías hoy mensajeros de la paz:

¡Gloria a ti, gloria a ti!

Por el amor de la Iglesia y de tus santos,

Kyrie eleison.





Se puede elegir entre los varios himnos de Jesús Maestro



SALMOS Y CÁNTICO



Los pasajes bíblicos que siguen se pueden leer después de la Lectura breve correspondiente:



Primer día:



Guía: El Padre quiere que escuchemos a Jesús, el Hijo en el que se complace



Lect. Mt 17, 1-5



Segundo día:



Guía: Jesús es Maestro de vida



Lect. Jn 5, 24-27. 30



Tercer día:



Guía: Jesús, el Maestro cuyo yugo es ligero, es modelo de la acción de gracias



Lect. Mt 11, 25-30



Cuarto día: Guía: Hemos sido predestinados a ser conformes a la imagen de Jesús Maestro



Lect. Rm 8, 28-32.



Quinto día: Guía: El Padre es glorificado cuando nosotros permanecemos en Jesús y en él damos fruto.



Lect. Jn 15, 4-5.7-11



Sexto día: Guía: En Jesús Maestro se cumple perfectamente la voluntad del Padre y nosotros somos santificados



Lect. Hb 10, 5-10



Séptimo día: Guía: Jesús Maestro en el servicio por amor, nos indica el camino de la felicidad (bienaventuranza)



Lect. Jn 13, 12-17



Octavo día: Guía: Jesús vive siempre en comunión con el Padre; si nosotros permanecemos en su Palabra, la verdad nos hará libres.



Lect. Jn 8, 28-32



Noveno día: Guía: Jesús Maestro único



Lect. Mt 23, 8-11



Ant. Al Magnificat o al Benedictus:



Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Aleluya.



Oración final para todos los días de la Novena:



Dios todopoderoso y eterno, que has enviado a tu Hijo como Maestro único y universal, haz que, asimilando su doctrina, consigamos alcanzar las realidades eternas.

Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.





CANTO FINAL

No temáis, no temáis: Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión.



En los apuntes biográficos escritos por petición insistente de los primeros Paulinos, en el año 1954, a los 40 años de la fundación de la Familia paulina, en tercera persona escribe el beato Santiago Alberione: “En el sueño que tuvo después, le pareció tener una respuesta. Jesús maestro, en efecto, decía: «No temáis. Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión».

Estas palabras, según parece, las oyó en latín. «Nolite timere. Ego vobiscum sum. Ab hiinc illuminare volo. Cor paenitens tenete».

El “sueño” al que se refiere nuestro Beato Fundador, debió tener lugar en 1923, cuando cayó en una grave enfermedad, de la que se libró de manera prodigiosa, como insinúa él mismo en AD 64.

martes, 18 de octubre de 2011

JESUCRISTO MAESTRO ÚNICO Y UNIVERSAL

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO DIVINO MAESTRO




Dentro de pocos días, el último domingo de octubre, la Familia Paulina extendida por los cinco continentes, celebrará la solemnidad de JESUCRISTO DIVINO MAESTRO, SOLEMNIDAD titular de las Pías Discípulas del Divino Maestro y del Instituto Jesús Sacerdote de la misma Familia Paulina, fundada por el Beato Santiago Alberione. Esta solemnidad fue aprobada por la Santa Sede el 20 de enero de 1958 a petición del mismo p. Alberione. Los formularios de la Misa y de la Liturgia de las horas fueron revisados y puestos en relación y sintonía con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.


En múltiples ocasiones el p. Santiago Alberione explicó el sentido de la espiritualidad paulina, centrada en Cristo Maestro, cuya celebración anual pretende ser “punto de partida y meta de una intensa vida espiritual, estímulo para no dejar nunca de ahondar en la que para cada uno de nosotros significa estar en la escuela del Maestro Divino”. El beato Santiago Alberione, ilustrando la devoción a Jesús Maestro sobre la que está centrada la espiritualidad paulina, afirmaba: «Esta devoción no se reduce a la simple oración o a algún canto, sino que envuelve toda la persona».

En efecto, la devoción a Jesús Maestro no quiere ser simplemente un conjunto de prácticas, sino un estilo de vida, un modo de pensar, de razonar y de obrar.


« ¿Cuál es el ideal paulino?- se preguntaba el P. Alberione. ¿Cómo y cuándo se realiza y se vive?»Y él mismo responde así escuetamente a las preguntas planteadas: «Cuando se puede decir, como san Pablo: “Vivo yo, pero ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí”». Y así, la espiritualidad centrada en Jesucristo Divino Maestro supone y tiene como meta “una transformación total en Jesucristo, en la que Jesucristo y el alma se entregan recíprocamente, transfundiendo el uno en el otro la total posesión de sí mismo… Se consigue así la personalidad en Cristo que predican san Juan evangelista y el apóstol san Pablo”.


En una meditación de Navidad de 1957 decía también el Fundador: «Debemos acercarnos al pesebre con el mismo espíritu de María y tratar de comprender bien qué es lo que quería indicarnos el Señor cuando nos dijo: “YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD Y LA VIDA”, qué comprende la Iglesia, qué comprende el Evangelio. ¡Comprender y amar!... ».



«Seamos agradecidos para con la providencia de Dios, que nos ha concedido la inmensa riqueza de comprender mejor a Jesucristo. Aceptemos lo que es obligatorio, lo que constituye el espíritu, el alma del Instituto; es decir, VIVIR LA DEVOCIÓN A JESÚS MAESTRO, CAMINO, VERDAD Y VIDA (…). Porque la voluntad de Dios, la adquisición del auténtico espíritu paulino, consiste en esto, que es el alma de la Congregación… No es una frase bonita, no es un consejo: es la esencia de la Congregación; ¡es ser o no ser paulinos…!»


La eucología de la Misa enlaza con el principio del evangelio de san Juan (Jn 14,6) en cuyo horizonte el p. Alberione siempre ha presentado el misterio del Magisterio del Señor. «Jesús es “Maestro” completo, según la misma definición que él dio de sí mismo en la última Cena: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”».


Recuerda también el pasaje del mismo evangelio de Juan en el cap. 13, tan significativo para el magisterio del Señor Jesús, “Maestro y Señor”: el título que él mismo se dio: “Vosotros me llamáis ‘el Señor’ y’ el Maestro’, y decís bien porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Esta perícopa del evangelio de Juan 13,1-20 lo encontramos precisamente en el ciclo A, en la Eucaristía de este día.

La oración colecta dice:

Oh Dios, Padre de la luz, que en la plenitud de los tiempos has hablado a los hombres por tu Hijo amado, concede a quienes lo confesamos Señor y Maestro, ser fieles discípulos suyos, y anunciarlo al mundo como camino, verdad y vida.Él que vive y reina…






PREFACIO de CRISTO MAESTRO ÚNICO Y UNIVERSAL


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte, Padre santo, Dios de misericordia infinita, que, desde toda la eternidad, ofreces a los hombres tu vida inmortal.


Tú creaste el mundo y con amor infinito lo conservas. Como Padre bueno, velas por tus criaturas y reúnes en una sola familia a todos los hombres creados para gloria de tu nombre, redimidos por la cruz de tu Hijo y señalados con el sello de tu Espíritu.


Te damos gracias por Jesucristo, a quien nos diste como Maestro único y universal. Él es tu Palabra viviente, el camino seguro que nos conduce hacia ti, la verdad eterna que nos hace libres, y la vida sin fin que nos colma de alegría.


Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza:


Liturgia de la Palabra
1ª lectura: Is 50, 4-7


“El Señor Yahvé me ha dado lengua dócil, que sabe decir al cansado palabras de aliento. Temprano, temprano despierta mi oído para escuchar igual que los discípulos. El Señor me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás…”

Confronto la traducción de la biblia de Jerusalén, con la de la Casa de la Biblia y la de la Conferencia Episcopal Española:
Lengua – oído: “lengua dócil – lengua de iniciado” Lengua que “temprano temprano – cada mañana” escucha como discípulo la Palabra, el querer del Señor, que lo manda a comunicar al “cansado – al abatido” “palabras de aliento” (BJ) y compasión, esas mismas palabras que él ha escuchado en la mañana y que ahora, convertido en apóstol, puede anunciar y transmitir.


“El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al abatido. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me ha abierto el oído, y yo no me he resistido ni me he tirado atrás. (…) no volví la cara ante los insultos y salivazos” (La Casa de la Biblia).


“El Señor me ha dado lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me abrió el oído; yo no me resistí ni me tiré atrás (…) no escondí el rostro ante insultos y salivazos” (CEE).


Escuchando el comentario de este testo de Isaías a J.M: Martín Moreno, me impactó una frase que no he olvidado con el pasar de los años. Decía: “No hay lengua de apóstol, si no ha habido oído de discípulo”.

Y estas palabras con frecuencia resuenan en mí, que por el don recibido con la vocación deseo ser “discípula” fiel de Jesús Maestro. En este mes de octubre en el que de manera especial toda la Familia Paulina queremos vivir, celebrar, anunciar a Jesucristo, el Maestro Divino, la expresión escuchada hace muchos años cobra actualidad y viveza: queremos ser apóstoles, a esto estamos llamados por el don del Espíritu; pues la condición para ser apóstoles eficaces al servicio de la Iglesia y de la sociedad, es la de ser. Verdaderos discípulos, discípulas.


Volviendo al texto bíblico de Is 50 reflexiono que yo puedo correr el riesgo de calificar las palabras del Siervo, puestas en la liturgia de la solemnidad de Jesús Maestro, como un bello discurso poético, pero no puedo olvidar que se trata del tercer canto del Siervo doliente de Yahvé.


Y es así que, ante la voluntad del Padre que le abre el oído para que escuche, el Siervo-discípulo se adhiere en filial y sufriente obediencia, no opone resistencia, no se tira atrás; no retire el rostro ante los insultos y salivazos. Acepta la Pasión y la muerte. La respuesta a la voluntad del Padre, que ha escuchado, se hace sometimiento, obediencia filial “hasta la muerte y muerte de cruz”. Se anticipa aquí la oración del Getsemaní: ”…no sea como yo quiero, sino como quieres tú”, como aparece en los Sinópticos o como la recoge con expresión sobrecogedora la carta a los Hebreos: "Cristo en los días de su vida mortal ofreció su sacrificio con lágrimas y grandes clamores. Dirigió ruegos y súplicas a aquel que lo podía salvar de la muerte, y fue escuchado por su sumisión. Y aunque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer” (Hb 5,7-8).

La asamblea litúrgica ha escuchado silente la Palabra; recuerda que “los caminos de Dios no son nuestros caminos”, Y pide, por el salmo responsorial, que sea Dios mismo el que nos eneñe, que sea su Espíritu el que nos introduzca en las sendas de Dios, para que podamos caminar con rectitud y lealtad:

R/ Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas.


Haz que camine con lealtad, enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. R.


¿Hay alguien que tema al Señor? Él le enseñará el camino escogido: su alma vivirá feliz, su descendencia poseerá la tierra. R.


El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red. R.

domingo, 2 de octubre de 2011

LA VIÑA DEL SEÑOR ES LA CASA DE ISRAEL

Domingo XXVII del Tiempo ordinario



Cada día la Iglesia, a través de su liturgia, nos acompaña con gran sabiduría.


Dios todopoderoso y eterno,

que con amor generoso desbordas los méritos
y deseos de los que te suplican;derrama sobre nosotros tu misericordia,
para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir.

Descubrimos esta sabiduría especialmente en la liturgia dominical, también en los domingos del Tiempo Ordinario.


Quiero hoy fijar mi atención orante en el formulario del domingo XXVII: en su eucología y en la Palabra de Dios.


La oración colecta se abre con una invocación particularmente solemne: Dios todopoderoso y eterno. Hay personas a las que les parece, y este discurso se lee y se oye comentar que hoy el título de “todopoderoso” no es propio de Dios según la mentalidad de nuestro tiempo. La oración colecta del domingo pasado aparecería casi como respuesta clarificadora a esta dificultad: Dios es “todopoderoso”, sí, y manifiesta su “omnipotencia” sobre todo perdonando y teniendo misericordia, es “la omnipotencia del amor misericordioso”.


Es el Dios omnipotente en el perdón y en el amor, un amor compasivo y todo bondad. Su poder está puesto casi totalmente al servicio de nuestra indigencia y necesidad. Por eso la Iglesia pide en la colecta de este domingo al Dios que desborda nuestros méritos y deseos, que derrame sobre nosotros su misericordia y que perdone todo lo que crea inquietud en nuestra conciencia, lo que nos pesa...

Me fijo ahora en la oración después de la comunión:
Concédenos, Señor todopoderoso,

que de tal manera saciemos nuestra hambre
y nuestra sed en estos sacramentos,
que nos transformemos en lo que hemos recibido.

El texto original latino habla casi con cierto atrevimiento de la “embriaguez”- quizás la “sobria embriaguez del Espíritu”- : "inebriemur atque pascamus”: “ser hartados con el pan eucarístico, ser emborrachados con tu vino”. Texto vigoroso donde los haya, texto significativo de un abierto realismo eucarístico, que recuerda las palabras del Maestro Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, en el discurso sobre el Pan de vida (Jn 6), que viene después del milagro de la multiplicación de los panes en el que todos se saciaron (cf Jn 6,12), Marcos dice más claramente “comieron todos y se hartaron” 6,42).


La petición de esta oración de post comunión, consecuencia de la ‘comida y bebida eucarísticas’ nos recordaba espontáneamente, casi como referencia directa, el texto tan conocido de san Agustín: "¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! ... Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti… Y me di cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí»".


Es la doctrina común de los Padres de la Iglesia, san Juan Crisóstomo y san León m., en particular.



La Liturgia de la Palabra es particularmente sugerente y delicada al tiempo que fuerte en las exigencias que presenta. Llevamos tres domingos en los que el texto evangélico tiene como casi protagonista ‘la viña’. En verdad, el protagonista es siempre ‘el dueño de la viña’, el Padre.


Quizás por el recuerdo de mi infancia estos textos, la referencia tan insistente a la viña se me hace particularmente cercana. Me recuerda a mi padre, el interés, la atención, los cuidados ‘por sus viñas’; no eran muchas, pero sí eran siempre las primeras en su cuidado y cultivo. Y ¡qué bonitos los días de la vendimia! Eran casi días de fiesta de la familia, días que disfrutábamos todos, mi padre de manera singular. Siempre venían los tíos que vivían en otro pueblo, y todos - incluidos los niños, en la forma correspondiente – estaban alegremente ocupados en la tarea.


Pues Jesús también tiene palabras muy bonitas sobre la viña, la vid, los sarmientos.


Las parábolas que cuenta en estos tres domingos están dirigidas “a sus discípulos” (domingo XXV), y “a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo” (dom. XXVI y XXVII). En los tres textos termina la narración con una enseñanza, con una fuerte llamada de atención. En la del domingo XXVII parece que Jesús ve ya cercana su Pasión, la entrega por parte de los sumos sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y su interés al narrar esta parábola, la intención de Jesús es ciertamente la salvación, la conversión de todos ellos. Su enseñanza es una llamada apremiante para todos ellos, y también para mí, para cada uno de nosotros. Con ese fin la Iglesia nos recuerda estas palabras de Jesús en su liturgia dominical.
 




El mismo cuadro lo vemos en la 1ª lectura, tomada de Isaías 5, 1-7. Es un canto de amor a la viña, pero a una viña que al final en vez de producir uvas dio agrazones. El texto comienza como un poema en el que el autor entona un canto de amor a la viña de su amigo“plantel preferido del Señor de los ejércitos” -. Pronto el canto, el poema se convierte en triste lamento: esperó uvas y dio agrazones. Después de haber hecho por su viña todo lo más que pudo, Dios observa dolorido la situación y su terrible decisión y consecuencia: “Ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, destruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella”.


El salmo responsorial hace eco orante y contemplativo, en una oración intensa y apremiante. Pide a Dios que no abandone su viña, “la cepa que su diestra plantó”; que vuelva a visitarla, que se fije en ella. Para nosotros, su viña, le pide sobre todo “vida”, para que volvamos a invocar su nombre. Y que así, su amor nos restaure; nos haga nuevos.


El beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, en los años fundacionales de sus Congregaciones, recitaba cada día este salmo 79. Y a nosotras Pías Discípulas del Divino Maestro nos invitaba a que nuestra configuración con Cristo eucarístico fuese tan profunda y viva que nos convirtiéramos en “el vino para el santo Sacrificio".
 
 
 

Con este recuerdo cargado de afecto y deseo de que así lo viva, quiero orar hoy el salmo:



R/. La viña del Señor es la casa de Israel

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

 

mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa.

No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.