martes, 27 de diciembre de 2011

¡FELICES PASCUAS DE NAVIDAD!

La felicitación de nuestra Madre general


Muy queridas hermanas

¡Feliz y Santa Navidad!

 
En el cielo de Belén

los ángeles anuncian a los pastores

la gran alegría pascual del nacimiento de Dios

en nuestra carne mortal.

¿Dónde estaremos nosotras, en esta Noche?

¿Estaremos allí, con María, la Madre y con José,

en el silencio cargado de adoración y de asombro?

Estaremos ciertamente en camino hacia Belén,

la casa del pan bendecido

que será partido y compartido

para la vida del mundo.

¡Es grande el misterio de este Día!

Dejemos entrar a Dios

que ha venido

que viene

y que vendrá

a visitarnos en la paz.

No hay lugar para la tristeza

en el día en que nace la VIDA

y se abre el CAMINO

para quien busca la VERDAD: he aquí

¡Dios ha amado tanto el mundo que entregó a su Hijo

En el poder del Espíritu Santo!

¡Sea bendito Él por los siglos de los siglos! ¡Amén!

¡Feliz Navidad y buen año 2012!

¡En la bendición del Señor!

____________________

Sr. M. Regina Cesarato

y consejeras


miércoles, 21 de diciembre de 2011

MIRADA DE ISABEL

LA MIRADA DE ISABEL


Apenas se oyó el sonido leve de sus sandalias sobre la grava de mi patio, el niño que llevo en las entrañas se estremeció dentro de mí.
-¡Shalom, Isabel!, había dicho ella, y su voz me llenó de una alegría desconocida en la que se desbordaba toda la energía del Espíritu.




Nos abrazamos en silencio y fue entonces cuando tuve el presentimiento de que no éramos sólo tres, ella, mi hijo y yo, quienes nos fundíamos en el abrazo. Cuando nos separamos, puso sus manos sobre mi vientre y me miró riendo al sentir los pies del niño que se movían con impaciencia dentro.
Nos sentamos a la sombra del limonero y le hablé largamente de los difíciles años de mi esterilidad, tejidos de desolación y de oscura vergüenza. Le conté que, lo mismo que Raquel, también yo había deseado mil veces decirle a Zacarías: "Dame hijos o me muero" (Gen 30,1), aunque sabía que, lo mismo que Isaac por Rebeca, también él rezaba por mí para que el Poderoso retirase mi afrenta.

Había pasado infinitas noches desahogando mi corazón ante el Señor como Ana, la madre de Samuel, suplicándole que remediara mi humillación (1Sm 1,10-16). Y a pesar de que conocía la historia de Sara, también sonreí con incredulidad cuando Zacarías volvió mudo del santuario y trató de hacerme entender que nuestra oración había sido escuchada… No fui capaz de creerlo hasta que tuve la certeza de que en mi seno se había alumbrado la vida: el Señor se había acordado de mí lo mismo que de nuestras madres, y me había visitado con el don de la fecundidad. Por eso necesité esconderme muchos meses: tenía que dar tiempo a mi corazón para agradecer en el silencio y la soledad que el Señor me hubiera desatado el sayal de luto para revestirme de fiesta.


Cuando terminé mi relato comenzó a hablar María y pude asomarme al brocal del pozo que escondía su misterio. Al escucharla, mis ojos deslumbrados sólo conseguían ver su rostro reflejado en el agua: contemplé la imagen resplandeciente de la llena de gracia y reconocí a la verdadera hija de Sión convocada a la alegría, a la elegida para ser el orgullo de nuestro pueblo. La alabanza me nació de dentro: "¡Bendita seas entre todas las mujeres, bendito el fruto de tu vientre…! Dichosa tú que te has fiado de Dios como nuestro padre Abraham…"
Recibió mis palabras como acoge el agua clara de un arroyo al sol que ilumina su fondo pero, al volver a hablar, me di cuenta de que deseaba hacerme ver a través de ella, el rostro de Otro.


-“No te pares en mí, Isabel, es a Él a quien tenemos que dirigir la bendición, al que se ha inclinado a mirar a la más pequeña de sus hijos, y en mí ha visto a todos los que como yo no poseen ni pueden nada y se apoyan solamente en Él. Porque cuando alguien confía en su amor, Él hace cosas grandes y lo sienta a su mesa, mientras que a los que se creen algo, los aleja de su presencia.
Yo sólo era una tierra vacía y pobre pero Él ha pronunciado sobre mí su palabra y, como en la primera mañana de la creación, ha hecho brillar la luz de un nombre nuevo, el del hijo que está creciendo dentro de mí. Dios se ha acercado tanto que nos pertenece como la semilla a la tierra que la ha hecho germinar.


Yo sólo podía decir: "Aquí estoy, hágase…" y dejar atrás cualquier inquietud. No sé cómo va a suceder todo esto, pero estoy al amparo de su sombra y mis ojos están puestos en Él, como los de una esclava en las manos de su señora… (Sal 123,2)


Nos quedamos en silencio y de pronto sentí que acariciaba mis manos ásperas y rugosas y repetía:
-"Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora"... Anda, Isabel, dime dónde guardas el cántaro y no te muevas tú, que yo me voy a traer el agua para lavar la ropa.


Antes de atravesar el umbral se volvió hacia mí y dijo:
- "Aún no te he dicho el nombre de mi hijo: se va a llamar Jesús…"
El nombre se quedó suspendido en el sosiego de la tarde y, mientras la miraba alejarse cantando, supe que ella era ahora la verdadera Arca de la Alianza y pensé que era aquí donde Zacarías tendría que realizar su ofrenda para que el aroma del incienso se mezclara con el de hierba segada, leña y pan recién hecho. Porque el Santo de Israel habitaba ya en otro santuario, en aquella muchacha que, con un cántaro al hombro, iba dejando a su paso un rastro de silencio y una algarabía de pájaros en los cipreses que bordean el camino hacia la fuente.


Dolores Aleixandre - ("Contar a Jesús" Ed. CCS)


"Embargada por el amor de Dios, María hace de su vida un don a favor de todos.
Señor, haznos entrañables imitadores de esta apertura de tu Madre hacia el prójimo"

domingo, 11 de diciembre de 2011

LA EUCARISTÍA COMUNIÓN CON CRISTO Y ENTRE NOSOTROS

L Congreso Eucarístico Internacional
Índice del Texto Base


  Primera parte:
Una oportunidad de oro
I. Introducción
a. El 50° Congreso Eucarístico Internacional
b. ¿Qué significa Comunión?
c. La relevancia del tema
d. La Eucaristía en Irlanda
e. Hermanas y hermanos en Cristo
f. Un Congreso Eucarístico para todos

II. Caminando juntos hacia el Congreso Eucarístico 2012
a. Promoviendo la eclesiología y la espiritualidad de comunión
b. Evangelización
c. Una historia para guiarnos: los discípulos en el camino de Emaús  
Segunda parte:
Las partes de la Misa como una guía hacia el tema del Congreso

III. Los ritos iniciales de la Misa: Caminando en comunión con Cristo y con nuestro prójimo
a. Cristo Crucificado y Resucitado, nos reúne
b. El acto penitencial y la oración “colecta” – en mutua solidaridad

IV. La Liturgia de la Palabra: Comunión con Cristo en la Palabra
a. La doble mesa de la Palabra y del Pan de Vida
b. La Palabra nos une, a través del poder del Espíritu Santo, haciéndonos “semejantes a Cristo”.
c. La homilía, la profesión de fe y la oración de los fieles

V. La Liturgia Eucarística: Comunión con Cristo en la Eucaristía
a. Correspondiendo a la Última Cena
b. La preparación de los dones: signos de amor, acción de gracias y comunión
c. La Plegaria Eucarística – una acción de gracias común a Dios Padre
i. La epíclesis – reunidos por el Espíritu Santo
ii. La anámnesis – Un memorial comunitario
iii. La consagración – Jesucristo, fuente de comunión transformadora, está real, verdadera y substancialmente presente
iv. El banquete del sacrificio – nuestra participación en el sacrificio de entrega de Cristo

VI. El rito de la Comunión: Respondiendo “amén” a lo que somos
a. Recibiendo la Sagrada Comunión
b. La Eucaristía nos hace uno
c. La comunión espiritual

VII. El rito de conclusión: Hechos uno para que todos seamos unoa.
a.  La despedida
b. Tomando como guía el ejemplo de Cristo en el lavatorio de los pies.

VIII. Conclusión

_____________________________

10. El apóstol Pablo, en su Primera Carta a los Corintios, reflexiona acerca del significado de la Eucaristía como presencia, banquete de comunión y sacrificio (Cf. 1 Cor 10,16-22). Está escribiendo a una comunidad que había sido enriquecida con muchos dones y funciones, pero en la que también había serias divisiones. San Pablo quiere hacerles comprender que estamos unidos en comunión por la Eucaristía. Escribe:
 “El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan” (1 Cor 10,16-18). La palabra que usa Pablo para “compartir” es “comunión”. Al recibir la Eucaristía, los muchos miembros de la comunidad se convierten en uno, es decir, comparten tan profundamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo que, juntos, se convierten en el cuerpo de Cristo. Así, Jesucristo es quien da sentido y armonía a la diversidad de dones y funciones. La gente no pertenece a Cristo simplemente como si fueran miembros de una asociación social o corporación formada por Él, sino que son atraídos, en un sentido muy real y a través de la Eucaristía, hacia una profunda unión personal con Cristo Resucitado y unos con otros.
11. El apóstol Pablo siente que tiene que reevangelizar a la comunidad de Corinto en cuanto a lo que significa comunión. Por eso ofrece un relato muy antiguo de la Última Cena (1 Cor 11, 17-33), como si subrayara que en el misterio pascual, anticipado sacramentalmente por la Última Cena, encontramos el código genético de la identidad de la Iglesia como comunión. Después de todo, fue la ofrenda de sí mismo que hizo Jesús con su Muerte y Pasión la que obtuvo la salvación para la humanidad, y la salvación puede ser entendida como comunión con Cristo y, por lo tanto, entre nosotros. Ahora, la Eucaristía nos permite y nos invita a vivir esta comunión en nuestras vidas. Esto implica una lógica de reconciliación, tolerancia y mutua disponibilidad.

(de la Introducción del TEXTO BASE)

 

jueves, 8 de diciembre de 2011

INMACULADA CONCEPCIÓN

La INMACULADA CONCEPCIÓN de María



La solemnidad de la Inmaculada Concepción no es la Fiesta litúrgicamente o teológicamente más importante de la Virgen Madre de Dios.

La Asunción, pascua de María, es ciertamente la coronación de todas las celebraciones con que la Liturgia de la Iglesia honra a la Santísima Virgen.

Pero, a lo mejor por ser española, o por tradición de mi familia, o por el mismo nombre que mis padres quisieron para mí en el Bautismo, ésta es la Fiesta o por lo menos una de las fiestas más entrañables para mí. La espero, la celebro, me hace sentir el eco de la devoción de mi madre Josefa y la celebración de muchos años y personas, en las más variadas circunstancias…


Trascribo algo precioso que leí del papa Benedicto XVI:

Celebramos hoy una de las fiestas de la bienaventurada Virgen más bellas y populares: la Inmaculada Concepción. (…). El fundamento bíblico de este dogma se encuentra en las palabras que el ángel dirigió a la muchacha de Nazaret: «Alégrate, llena de gracia» es el nombre más bello de María, nombre que le dio el mismo Dios para indicar que desde siempre es la amada, la elegida, la escogida para acoger el don más precioso, Jesus, «el amor encarnado de Dios». Le Virgen misma en el «Magnificat», su cántico de alabanza, dice esto: «Engrandece mi alma al Señor… porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava». Sí, Dios se sintió prendado por la humildad de María, que encontró gracia a sus ojos. (…). Ésta es también la misión nuestra vocación y nuestra misión, la vocación y la misión de la Iglesia: acoger a Cristo en nuestra vida y entregarlo al mundo «para que el mundo se salve por él». Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María, «que brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el pueblo de Dios en camino».


María de manera singularísima pudo decir – y en la liturgia, con ella lo decimos nosotros también: ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! (…). Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e inmaculados ante él por el amor (…), seremos alabanza de su gloria.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Os bautizará con Espíritu Santo

II DOMINGO DE ADVIENTO
Padre Dios, tu Palabra en la liturgia de este segundo domingo de Adviento resuena dentro de mí con acentos de consuelo, de esperanza, de buena noticia.

En efecto, comienza la buena noticia de Jesucristo, Hijo de Dios”.
Consolad, consolad a mi pueblo, hablad al corazón de JerusalénAquí está vuestro Dios”.

El Señor Jesús, el Hijo de Dios que viene sin tardar a nuestra historia, es el buen, el hermoso Pastor”, que apacienta y reúne el rebaño, que “toma en brazos a los corderos y hace recostar a las madres”.
Esta Palabra de consuelo se la dices al corazón de la madre Iglesia, la nueva Jerusalén, para que ella, y en ella todos los bautizados, cada cristiano que escucha y graba en el corazón la Palabra acogida y escuchada, la grite, con todos los medios, al corazón dolorido o desesperanzado de tantos hombres y mujeres de nuestro mundo, hermanos nuestros.


“Padre, rico en misericordia,
cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
no permitas que lo impidan los afanes de este mundo,
guíanos hasta él con sabiduría divina
para que podamos participar plenamente de su vida”.


Cristo Jesús, Maestro y Pastor bueno, bautízanos con el Espíritu Santo y haznos heraldos de tu buena noticia, de la Buena Noticia que eres Tú, el Salvador que viene a liberarnos de todas nuestras zonas de muerte y de pecado.
«Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que sea más que eso, pon los ojos sólo en él; porque en él te lo tengo puesto todo y dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas...» (S. Juan de la Cruz)
«El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa (...)
Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco un manantial».


miércoles, 30 de noviembre de 2011

ADVIENTO… dentro de la historia del mundo

ALENTAR LA ESPERANZA DE LOS HOMBRES

“Cuando la primera vela de la corona de Adviento se enciende en la capilla del monasterio – en la parroquia -, y las suaves y claras voces que han entonado los cantos y las inolvidables melodías toda su vida inauguran la primera de las vigilias de este mismo Adviento, nos encontramos sin duda en un momento fuera del tiempo. Es el inicio del año litúrgico. Quedan cuatro semanas para la Navidad. Es el momento en que un nuevo ciclo de viejas ideas se agitará dentro de nosotros. Estamos iniciando una travesía espiritual por aguas oscuras, guiados únicamente por una antigua carta de navegación marcada por una estrella. Aquí, en la oscuridad, daremos comienzo a la búsqueda de luz en el alma” (Joan Chittister).
Cada nuevo año litúrgico iniciamos la celebración eucarística con una petición sencilla y profunda: pedimos a Dios Padre que avive, reavive “en nosotros el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene”.
Leo unas palabras de Benedicto XVI que me parecen de una profunda actualidad y que le dan un nuevo color a este “deseo” de la Venida del Señor, al Adviento: «Hemos dicho que esta venida del Señor, por la Encarnación en María, es singular. (…). En cierto sentido, el Señor desea venir siempre a través de nosotros, y llama a la puerta de nuestro corazón: ¿estás dispuesto a darme tu carne, tu tiempo, tu vida? Esta es la voz del Señor, que quiere entrar también en nuestro tiempo, quiere entrar en la historia humana a través de nosotros. Busca también una morada viva, nuestra vida personal. Esta es la venida del Señor. Esto es lo que queremos aprender en el tiempo de Adviento, que el Señor puede venir a través de nosotros».
Algo de semejante hondura encuentro en las palabras que el Santo Padre dijo este primer domingo de Adviento al rezo del Angelus: «Hoy iniciamos en toda la Iglesia el nuevo Año litúrgico: un nuevo camino de fe, a vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también, como siempre, a recorrer dentro de la historia del mundo, para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor».
Adviento, pues, no es sólo deseo de que Jesús vuelva a nacer en la ‘nova Nativitas’ de la Liturgia, ni es sólo espera de la venida del Esposo al final de nuestra vida o al final de la historia. El Adviento es también invitación a abrirnos al mundo, a la historia y hacer posible que en ella pueda hacerse “vivo y presente” nuestro Dios, el Evangelio, Jesucristo.
Hemos entrado en el Adviento que prepara también el Sínodo sobre la nueva evangelización. La dimensión que nos ofrecen las palabras de Benedicto XVI ensancha el alma, ayuda a vivir la Liturgia, a escuchar la Palabra, las profecías de Isaías con un respiro actualizador de amplios horizontes y con esperanza viva expresada de manera fuerte con la oración de la Iglesia.

Que los cristianos en este Adviento aprendamos a «alentar la esperanza de los hombres» nuestros hermanos. ¡”Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente”!
“De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas. No alzará la espada pueblo contra puedo, no se adiestrarán para la guerra”.
¡¡Ojalá!!








miércoles, 16 de noviembre de 2011

VIVIR SIEMPRE ALEGRES EN TU SERVICIO

DOMINGO XXXIII del Tiempo Ordinario

Me gusta la traducción italiana de esta oración colecta:
“Il tuo aiuto, Signore, ci renda sempre lieti nel tuo servicio, perché solo nella dedizione a te – in tua semper devotione gaudere -, fonte di ogni bene, possiamo avere felicità piena e duratura”.
Dios es divinamente dadivoso, generoso con nosotros. Para que vivamos "siempre alegres en su servicio”. Él se fía de cada uno de nosotros. Él, “creador de todo bien”, conoce nuestras posibilidades y nos regala su Don “según la capacidad de cada uno”, no para que vivamos con afán, con ansia, acumulando bienes, estresados, sino para que con alegría nos entreguemos a él, en el servicio y en la donación a los hermanos. Para que vivamos como hijos y hermanos, la filiación y la fraternidad de los hijos de Dios.
“Vivir alegres en el servicio de Dios” es vivir una vida plena, esponjada; es tener una mirada amable y confiada hacia Dios y hacia los demás. Éste es “el gozo pleno y duradero”, del que nos habla la oración.
Y ésta será la auténtica actitud cristiana con la que esperamos “la gloriosa manifestación de Nuestro Señor Jesucristo”, la espera vigilante del Esposo para ser admitidos, hoy en su Banquete eucarístico, y mañana en el banquete eterno del SEÑOR.
No me resisto a escribir unas líneas que robo a mi hermana-amiga Cristina Cruciani en La Vita en Cristo e nella Chiesa, con una interpretación que me ha gustado y sorprendido de la parábola de los talentos. Traduzco libremente:
“Talento de valor inestimable es el don de celebrar la liturgia. Ésta es respuesta a la iniciativa de Dios y, a través de los ritos y oraciones, nos conduce a ser tocados por su Presencia de salvación. Este talento que hay que usar bien y hacer fructificar es la mediación necesaria impuesta por nuestro ser de criaturas encarnadas, es la prolongación de la encarnación de Jesús que por medio de las acciones litúrgicas sigue extendiendo la mano, tocando y curando.
Toda la salvación nos llega a través del sacramento, en el tiempo y en el espacio. Ser fieles y ‘traficar’ el talento quiere decir para nosotros aprovechar la liturgia, acción tan divina y tan humana. Tomarse en serio la liturgia significa en concreto conocerla, prepararla, vivirla, guardarla y mimarla como una realidad preciosa sin la cual no sabríamos como instaurar el diálogo de amor y llegar a la comunión con nuestro Dios, creador, amor y misericordia: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La liturgia verdadera no es el aparato externo, aunque éste sea necesario; es lo que en ella acontece lo que cuenta…”


Dejo aquí la cita de Cristina, aunque es importante también lo que va diciendo luego con relación a los jóvenes y la liturgia, la referencia a los jóvenes de la JMJ de Madrid en Cuatro Vientos… Grazie, Cristina, innamorata della Liturgia!
He leído con gusto y afecto su comentario antes de participar en la Eucaristía dominical en la parroquia. Al ayudar a distribuir la comunión y ver tantos adolescentes y jóvenes, me alegré profundamente. Es una experiencia que hago casi todos los domingos: los y las que ayudan y cantan y animan en el coro dirigido por mi hermana Conchi, los y las que después de la Misa van a la catequesis de post comunión y Confirmación y los que, gracias a Dios, siguen participando solos o con sus padres en la Misa dominical...
¡Gracias a Dios por la experiencia que nos regala cada domingo! La siento como don y tarea…







“Señor Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero”.

domingo, 13 de noviembre de 2011

¡QUE LLEGA EL ESPOSO, SALID A RECIBIRLO!

DOMINGO XXXII del Tiempo Ordinario



Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. 


Omnipotens et misericors Deus, universa nobis adversantia propitiatus exclude, ut mente et corpore pariter expediti, quae tua sunt liberis mentibus exsequamur.

El que es “todo-poderoso”, es “todo misericordia, todo-cariño”. A él le pedimos que aleje, excluya de nosotros todo lo que, en nuestro cuerpo, en nuestro espíritu, en todo nuestro ser integral estorba o impide el cumplimiento del querer, del proyecto de Dios sober nosotros. Con término expresivo la oración habla de “adversantia”, todo lo adverso, quizás no tanto como dificultades, sufrimiento, sino como estorbo real para el cumplimiento de la voluntad de Dios.
“… dejemos toda carga inútil y librémonos del pecado que continuamente nos asedia, y corramos con perseverancia en la carrera que se abre ante nosotros, fijos los ojos en Jesús..."  (Hb12,1-2)
Libres de todo “estorbo”, de todas las “adversantia”, podremos correr “expediti mente et corpore pariter” y podemos llegar a cumplir la voluntad del Padre con libertad de espíritu “liberis mentibus”, con la “libertad de los hijos de Dios” (Rm 8).
“Ligeros de equipaje” los cristianos podremos, como la amada del Cantar de los Cantares, advertir al menor signo la llegada del Esposo: “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”. Se abrirá la puerta del festín y entraremos, todos juntos, con alegría para celebrar las bodas del Cordero.
En la espera, nos dormiremos, pero también cantaremos: “Oh Dios, tú mi Dios, por ti madrugo; mi alma está sedienta de ti como tierra reseca, agostada, sin agua”.
Se oye “la voz del arcángel”. "¡Salid!” – “Sal de tu tierra” hacia la tierra prometida. Y esta Tierra es Dios mismo: “Vosotros habéis visto lo que he hecho con vosotros y cómo os llevado sobre alas de águila y os he traído a Mí…” (Éx 19, 4).

Bien merece la pena soltar amarras, dejar los “estorbos”, de la naturaleza que sean, para tener en recompensa, una recompensa nunca del todo merecida, participar en las bodas del Cordero, el ser admitidos por el Esposo. Aunque tarde, él viene, él llega, es fiel a la cita.

“¡Salid!”, no sólo a verle, sino a encontraros con él, "a su encuentro”, "obviam Christo!". Y así, concluye Pablo en el texto de la 1 Tesalonicenses que nos ha regalado hoy la liturgia: “et sic semper cum Domino erimus”!


DOMINGO XXXIII del Tiempo Ordinario


“Señor Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero”.


Me gusta la traducción italiana de esta oración colecta:

“Il tuo aiuto, Signore, ci renda sempre lieti nel tuo servicio, perché solo nella dedizione a tein tua semper devotione gaudere -, fonte di ogni bene, possiamo avere felicità piena e duratura”.

Dios es divinamente dadivoso, generoso con nosotros. Para que vivamos siempre alegres en su servicio”. Él se fía de cada uno de nosotros. Él, “creador de todo bien”, conoce nuestras posibilidades y nos regala su Don “según la capacidad de cada uno”, no para que vivamos con afán, con ansia, acumulando bienes, estresados, sino para que con alegría nos entreguemos a él, en el servicio y en la donación a los hermanos. Para que vivamos como hijos y hermanos, la filiación y la fraternidad de los hijos de Dios.

“Vivir alegres en el servicio de Dios” es vivir una vida plena, esponjada; es tener una mirada amable y confiada hacia Dios y hacia los demás. Éste es “el gozo pleno y duradero”, del que nos habla la oración.

Y ésta será la auténtica actitud cristiana con la que esperamos “la gloriosa manifestación de Nuestro Señor Jesucristo”, la espera vigilante del Esposo para ser admitidos, hoy en su Banquete eucarístico, y mañana en el banquete eterno del SEÑOR.

 
No me resisto a escribir unas líneas que robo a mi hermana-amiga Cristina Cruciani en La Vita en Cristo e nella Chiesa, con una interpretación que me ha gustado y sorprendido de la parábola de los talentos. Traduzco libremente:

Talento de valor inestimable es el don de celebrar la liturgia. Ésta es respuesta a la iniciativa de Dios y, a través de los ritos y oraciones, nos conduce a ser tocados por su Presencia de salvación. Este talento que hay que usar bien y hacer fructificar es la mediación necesaria impuesta por nuestro ser de criaturas encarnadas, es la prolongación de la encarnación de Jesús que por medio de las acciones litúrgicas sigue extendiendo la mano, tocando y curando.

Toda la salvación nos llega a través del sacramento, en el tiempo y en el espacio. Ser fieles y ‘traficar’ el talento quiere decir para nosotros aprovechar la liturgia, acción tan divina y tan humana. Tomarse en serio la liturgia significa en concreto conocerla, prepararla, vivirla, guardarla y mimarla como una realidad preciosa sin la cual no sabríamos como instaurar el diálogo de amor y llegar a la comunión con nuestro Dios, creador, amor y misericordia: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La liturgia verdadera no es el aparato externo, aunque éste sea necesario; es lo que en ella acontece lo que cuenta…”

Dejo aquí la cita de Cristina, aunque es importante también lo que va diciendo luego con relación a los jóvenes y la liturgia, la referencia a los jóvenes de la JMJ de Madrid en Cuatro Vientos… Grazie, Cristina, innamorata della Liturgia!


He leído con gusto y afecto su comentario antes de participar en la Eucaristía dominical en la parroquia. Al ayudar a distribuir la comunión y ver tantos adolescentes y jóvenes, me alegré profundamente. Es una experiencia que hago casi todos los domingos: los y las que ayudan y cantan y animan en el coro dirigido por mi hermana Conchi, los y las que después de la Misa van a la catequesis de post comunión y Confirmación y los que, gracias a Dios, siguen participando solos o con sus padres en la Misa dominical...

¡Gracias a Dios por la experiencia que nos regala cada domingo! La siento como don y tarea…




lunes, 24 de octubre de 2011

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

La devoción a Jesús Maestro es un estilo de vida...
En la liturgia, tanto dominical como diaria, nos está acompañando el apóstol Pablo, patrono y protector de la Familia Paulina. Le escuchamos y seguimos con amor. Esta semana, que coincide con la 'novena a Jesús Maestro', la carta a los Romanos es como la luz y la guía que ilumina y refuerza el camino paulino, cuya meta y fundamento no puede ser otro que: Jesús Maestro, el Camino, la Verdad, la Vida. Hoy, lunes de la semana XXX del Tiempo ordinario, el Apóstol nos urge a vivir según el Espíritu y conmducidos por él, para ser de veras hijos de Dios: "Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios". ¡Qué mejor preparación espiritual y apostólica para la fiesta entrañable de nuestro único Maestro Jesús!

Otra óptima preparación es también la de ir escuchando-orando-contemplando a lo largo de los  días de la novena la Palabra tan rica y abundante que se proclamará en la celebración litúrgica, tanto de la Eucaristía como de la Liturgia de las Horas. Cito los textos del ciclo A:
1ª lectura: Is 50, 4-7/ Salmo responsorial: sal 24, 4-5. 10. 12-15/ 2ª lectura: 2Pe 1, 16-19/ vers. al Evangelio: Jn 14, 6/ Evangelio: Jn 13, 1-17. Y la Liturgia de las Horas: Rm 15,8-12//Prov 8, 12-14. 17.22-32// 1Jn 2,24.27-28// 1Jn 5,20//1Jn 5,11-12// 2Jn 9-10// Ef 2,4-7. Y la segunda lectura del Oficio de lectura ofrece dos textos: uno de san :Buenaventura, Serm. de Temp: "No se debe llamar ni considerar como maestro a nadie más que a Cristo" y como alternativo un texto del beato Santiago Alberione, que ya en las primeras palabras de este texto resume el contenido de todo el escrito que se remonta al año 1963 y que sintetiza en lo que constituyó el centro y el ideal del p. Alberione transmitido a toda la Familia Paulina: "Todo el mensaje de san Pablo se puede resumir así: configurarnos con Cristo, para alcanzar la perfección a la que todos estamos llamados".
En Roma la Familia Paulina está preparando con particular esmero la Solemnidad de Jesucristo Maestro. Todos los domingos del mes de octubre están teniendo un relieve especial, cuidando las Celebraciones litúrgica con participación de miembrosde las instituciones paulinas en la Eucaristía, las Vísperas y una conferencia sobre temas específicos centrados en Jesús Maestro.


Se propone también una novena:


NOVENA A JESÚS MAESTRO
(para introducir en la celebración de Vísperas o Laudes)
Dios mío, ven en mi auxilio…


Lucernario o Invitatorio: ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús verdad para nuestra inteligencia, te damos gracias por el don del Evangelio. Tú iluminas a todo hombre que acoge tu palabra,Tú iluminas y confirmas nuestros pasos
¡Vive en nuestra mente, Jesús Verdad!


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús camino para nuestra voluntad. Tú eres nuestro modelo: desde el pesebre hasta el Calvario nos has trazado el camino divino del amor al Padre, a los hermanos, camino de pureza infinita y de amor a la entrega, al sacrificio. Haznos conocer tu camino como camino seguro, único, infalible. Que sigamos tus huellas de pobreza, castidad, obediencia. Sustituye mi voluntad por la tuya.


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos, Jesús vida para nuestro corazón, que nos revistes de gracia y nos sostienes en el camino hacia el cielo. Tú has venido para que los hombres tengan la vida en abundancia. Tú eres la vid verdadera que el Padre ha plantado y cultiva: Concédenos permanecer en ti, sacar la savia en las fuentes de la gracia para dar frutos de santidad y de apostolado. Vive en nosotras, para que, nos hagamos siempre más discípulas auténticas y el Padre sea glorificado en nosotras.


Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro


Te alabamos y te adoramos Jesús, Maestro perfecto, que nos das ejemplo, nos enseñas y nos fortaleces a nosotras, tus discípulas, en tu seguimiento. Por ti, contigo, en ti, alabamos y adoramos al Padre y al Espíritu Santo.




HIMNO:


Gloria a ti, Señor y Maestro, Palabra eterna en el Espíritu, amor del Padre.


Tú eres e lcamino, la verdad y la vida. Pastor y Maestro: ¡Gloria a ti! Gloria a ti, gloria a ti. or la fe de la Iglesia y de tus santos,¡Kyrie eleison!


Tú, grano de trigo oculto en la tierra, Palabra encarnada: ¡Gloria a ti! Envías hoy a los heraldos de tu Reino: ¡Gloria a ti, gloria a ti! Por la esperanza de la Iglesia y de tus santos, Kyrie eleison!
Alumbras las tinieblas del mundo y del hombre. Luz eterna del padre: ¡Gloria a ti! Envías hoy mensajeros de la paz: ¡Gloria a ti, gloria a ti! Por el amor de la Iglesia y de tus santos, Kyrie eleison!

(Se puede elegir entre los varios himnos de Jesús Maestro)


SALMOS Y CÁNTICO


Los pasajes bíblicos que siguen se pueden leer después de la Lectura breve correspondiente:


Primer día:  El Padre quiere que escuchemos a Jesús, el Hijo en el que se complace/ Lect. Mt 17, 1-5
Segundo día: Jesús es Maestro de vida/ Lect. Jn 5, 24-27. 30

Tercer día: Jesús, el Maestro cuyo yugo es ligero, es modelo de la acción de gracias/ Lect. Mt 11, 25-30
Cuarto día:  Hemos sido predestinados a ser conformes a la imagen de Jesús Maestro/Lect. Rm 8, 28-32.
Quinto día: El Padre es glorificado cuando nosotros permanecemos en Jesús y en él damos fruto/Lect. Jn 15, 4-5.7-11
Sexto día: En Jesús Maestro se cumple perfectamente la voluntad del Padre y nosotros somos santificados
Lect. Hb 10, 5-10
Séptimo día: Jesús Maestro en el servicio por amor, nos indica el camino de la bienaventuranza/Lect. Jn 13, 12-17
Octavo día: Jesús vive siempre en comunión con el Padre; si nosotros permanecemos en su Palabra, la verdad nos hará libres/ Lect. Jn 8, 28-32
Noveno día: Jesús Maestro único/ Lect. Mt 23, 8-11


Ant. Al Magnificat o al Benedictus: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Aleluya.


Oración final para todos los días de la Novena:
Dios todopoderoso y eterno, que has enviado a tu Hijo como Maestro único y universal, haz que, asimilando su doctrina, consigamos alcanzar las realidades eternas.




CANTO FINAL


"No temáis, no temáis: Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión".

































NOVENA A JESÚS MAESTRO


Para introducir en la celebración de Vísperas o Laudes

Dios mío, ven en mi auxilio…

Lucernario o Invitatorio: ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús verdad para nuestra inteligencia, te damos gracias por el don del Evangelio.

Tú iluminas a todo hombre que acoge tu palabra,

Tú iluminas y confirmas nuestros pasos.

¡Vive en nuestra mente, oh Jesús Verdad!

Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús camino para nuestra voluntad. Tú eres nuestro modelo: desde el pesebre hasta el Calvario nos has trazado el camino divino del amor al Padre, a los hermanos, camino de pureza infinita y de amor a la entrega, al sacrificio.

Haznos conocer tu camino como camino seguro, único, infalible.

Que sigamos tus huellas de pobreza, castidad, obediencia. Sustituye mi voluntad por la tuya. Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos, Jesús, vida para nuestro corazón, que nos revistes de gracia y nos sostienes en el camino hacia el cielo.

Tú has venido para que los hombres tengan la vida en abundancia.

Tú eres la vid verdadera que el Padre ha plantado y cultiva:

Concédenos permanecer en ti, sacar la savia en las fuentes de la gracia para dar frutos de santidad y de apostolado.

Vive en nosotros, para que, nos hagamos siempre más discípulas auténticas y el Padre sea glorificado en nosotras.

Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, nuestro único Maestro

Te alabamos y te adoramos Jesús, Maestro perfecto, que nos das ejemplo, nos enseñas y nos fortaleces a nosotras, tus discípulas, en tu seguimiento.

Por ti, contigo, en ti, alabamos y adoramos al Padre y al Espíritu Santo.



HIMNO:

Gloria a ti, Señor y Maestro, Palabra eterna en el Espíritu, amor del Padre.

Tú eres e lcamino, la verdad y la vida.

Pastor y Maestro: ¡Gloria a ti!

Gloria a ti, gloria a ti.

Por la fe de la iGlesia y de los santos,

Kyrie eleison.



Tú, grano de trigo oculto en la tierra,

Palabra encarnada: ¡Gloria a ti!

Envías hoy a los heraldos de tu Reino: ¡Gloria a ti, gloria a ti!

Por la esperanza de la Igelsia y de tus santos, Kyrie eleison.



Alumbras las tinieblas del mundo y del hombre.

Luz eterna del padre: ¡Gloria a ti!

Envías hoy mensajeros de la paz:

¡Gloria a ti, gloria a ti!

Por el amor de la Iglesia y de tus santos,

Kyrie eleison.





Se puede elegir entre los varios himnos de Jesús Maestro



SALMOS Y CÁNTICO



Los pasajes bíblicos que siguen se pueden leer después de la Lectura breve correspondiente:



Primer día:



Guía: El Padre quiere que escuchemos a Jesús, el Hijo en el que se complace



Lect. Mt 17, 1-5



Segundo día:



Guía: Jesús es Maestro de vida



Lect. Jn 5, 24-27. 30



Tercer día:



Guía: Jesús, el Maestro cuyo yugo es ligero, es modelo de la acción de gracias



Lect. Mt 11, 25-30



Cuarto día: Guía: Hemos sido predestinados a ser conformes a la imagen de Jesús Maestro



Lect. Rm 8, 28-32.



Quinto día: Guía: El Padre es glorificado cuando nosotros permanecemos en Jesús y en él damos fruto.



Lect. Jn 15, 4-5.7-11



Sexto día: Guía: En Jesús Maestro se cumple perfectamente la voluntad del Padre y nosotros somos santificados



Lect. Hb 10, 5-10



Séptimo día: Guía: Jesús Maestro en el servicio por amor, nos indica el camino de la felicidad (bienaventuranza)



Lect. Jn 13, 12-17



Octavo día: Guía: Jesús vive siempre en comunión con el Padre; si nosotros permanecemos en su Palabra, la verdad nos hará libres.



Lect. Jn 8, 28-32



Noveno día: Guía: Jesús Maestro único



Lect. Mt 23, 8-11



Ant. Al Magnificat o al Benedictus:



Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. Aleluya.



Oración final para todos los días de la Novena:



Dios todopoderoso y eterno, que has enviado a tu Hijo como Maestro único y universal, haz que, asimilando su doctrina, consigamos alcanzar las realidades eternas.

Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.





CANTO FINAL

No temáis, no temáis: Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión.



En los apuntes biográficos escritos por petición insistente de los primeros Paulinos, en el año 1954, a los 40 años de la fundación de la Familia paulina, en tercera persona escribe el beato Santiago Alberione: “En el sueño que tuvo después, le pareció tener una respuesta. Jesús maestro, en efecto, decía: «No temáis. Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar. Vivid en continua conversión».

Estas palabras, según parece, las oyó en latín. «Nolite timere. Ego vobiscum sum. Ab hiinc illuminare volo. Cor paenitens tenete».

El “sueño” al que se refiere nuestro Beato Fundador, debió tener lugar en 1923, cuando cayó en una grave enfermedad, de la que se libró de manera prodigiosa, como insinúa él mismo en AD 64.

martes, 18 de octubre de 2011

JESUCRISTO MAESTRO ÚNICO Y UNIVERSAL

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO DIVINO MAESTRO




Dentro de pocos días, el último domingo de octubre, la Familia Paulina extendida por los cinco continentes, celebrará la solemnidad de JESUCRISTO DIVINO MAESTRO, SOLEMNIDAD titular de las Pías Discípulas del Divino Maestro y del Instituto Jesús Sacerdote de la misma Familia Paulina, fundada por el Beato Santiago Alberione. Esta solemnidad fue aprobada por la Santa Sede el 20 de enero de 1958 a petición del mismo p. Alberione. Los formularios de la Misa y de la Liturgia de las horas fueron revisados y puestos en relación y sintonía con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.


En múltiples ocasiones el p. Santiago Alberione explicó el sentido de la espiritualidad paulina, centrada en Cristo Maestro, cuya celebración anual pretende ser “punto de partida y meta de una intensa vida espiritual, estímulo para no dejar nunca de ahondar en la que para cada uno de nosotros significa estar en la escuela del Maestro Divino”. El beato Santiago Alberione, ilustrando la devoción a Jesús Maestro sobre la que está centrada la espiritualidad paulina, afirmaba: «Esta devoción no se reduce a la simple oración o a algún canto, sino que envuelve toda la persona».

En efecto, la devoción a Jesús Maestro no quiere ser simplemente un conjunto de prácticas, sino un estilo de vida, un modo de pensar, de razonar y de obrar.


« ¿Cuál es el ideal paulino?- se preguntaba el P. Alberione. ¿Cómo y cuándo se realiza y se vive?»Y él mismo responde así escuetamente a las preguntas planteadas: «Cuando se puede decir, como san Pablo: “Vivo yo, pero ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí”». Y así, la espiritualidad centrada en Jesucristo Divino Maestro supone y tiene como meta “una transformación total en Jesucristo, en la que Jesucristo y el alma se entregan recíprocamente, transfundiendo el uno en el otro la total posesión de sí mismo… Se consigue así la personalidad en Cristo que predican san Juan evangelista y el apóstol san Pablo”.


En una meditación de Navidad de 1957 decía también el Fundador: «Debemos acercarnos al pesebre con el mismo espíritu de María y tratar de comprender bien qué es lo que quería indicarnos el Señor cuando nos dijo: “YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD Y LA VIDA”, qué comprende la Iglesia, qué comprende el Evangelio. ¡Comprender y amar!... ».



«Seamos agradecidos para con la providencia de Dios, que nos ha concedido la inmensa riqueza de comprender mejor a Jesucristo. Aceptemos lo que es obligatorio, lo que constituye el espíritu, el alma del Instituto; es decir, VIVIR LA DEVOCIÓN A JESÚS MAESTRO, CAMINO, VERDAD Y VIDA (…). Porque la voluntad de Dios, la adquisición del auténtico espíritu paulino, consiste en esto, que es el alma de la Congregación… No es una frase bonita, no es un consejo: es la esencia de la Congregación; ¡es ser o no ser paulinos…!»


La eucología de la Misa enlaza con el principio del evangelio de san Juan (Jn 14,6) en cuyo horizonte el p. Alberione siempre ha presentado el misterio del Magisterio del Señor. «Jesús es “Maestro” completo, según la misma definición que él dio de sí mismo en la última Cena: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”».


Recuerda también el pasaje del mismo evangelio de Juan en el cap. 13, tan significativo para el magisterio del Señor Jesús, “Maestro y Señor”: el título que él mismo se dio: “Vosotros me llamáis ‘el Señor’ y’ el Maestro’, y decís bien porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Esta perícopa del evangelio de Juan 13,1-20 lo encontramos precisamente en el ciclo A, en la Eucaristía de este día.

La oración colecta dice:

Oh Dios, Padre de la luz, que en la plenitud de los tiempos has hablado a los hombres por tu Hijo amado, concede a quienes lo confesamos Señor y Maestro, ser fieles discípulos suyos, y anunciarlo al mundo como camino, verdad y vida.Él que vive y reina…






PREFACIO de CRISTO MAESTRO ÚNICO Y UNIVERSAL


En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte, Padre santo, Dios de misericordia infinita, que, desde toda la eternidad, ofreces a los hombres tu vida inmortal.


Tú creaste el mundo y con amor infinito lo conservas. Como Padre bueno, velas por tus criaturas y reúnes en una sola familia a todos los hombres creados para gloria de tu nombre, redimidos por la cruz de tu Hijo y señalados con el sello de tu Espíritu.


Te damos gracias por Jesucristo, a quien nos diste como Maestro único y universal. Él es tu Palabra viviente, el camino seguro que nos conduce hacia ti, la verdad eterna que nos hace libres, y la vida sin fin que nos colma de alegría.


Por este don de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, te entonamos nuestro canto y proclamamos tu alabanza:


Liturgia de la Palabra
1ª lectura: Is 50, 4-7


“El Señor Yahvé me ha dado lengua dócil, que sabe decir al cansado palabras de aliento. Temprano, temprano despierta mi oído para escuchar igual que los discípulos. El Señor me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás…”

Confronto la traducción de la biblia de Jerusalén, con la de la Casa de la Biblia y la de la Conferencia Episcopal Española:
Lengua – oído: “lengua dócil – lengua de iniciado” Lengua que “temprano temprano – cada mañana” escucha como discípulo la Palabra, el querer del Señor, que lo manda a comunicar al “cansado – al abatido” “palabras de aliento” (BJ) y compasión, esas mismas palabras que él ha escuchado en la mañana y que ahora, convertido en apóstol, puede anunciar y transmitir.


“El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al abatido. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me ha abierto el oído, y yo no me he resistido ni me he tirado atrás. (…) no volví la cara ante los insultos y salivazos” (La Casa de la Biblia).


“El Señor me ha dado lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor me abrió el oído; yo no me resistí ni me tiré atrás (…) no escondí el rostro ante insultos y salivazos” (CEE).


Escuchando el comentario de este testo de Isaías a J.M: Martín Moreno, me impactó una frase que no he olvidado con el pasar de los años. Decía: “No hay lengua de apóstol, si no ha habido oído de discípulo”.

Y estas palabras con frecuencia resuenan en mí, que por el don recibido con la vocación deseo ser “discípula” fiel de Jesús Maestro. En este mes de octubre en el que de manera especial toda la Familia Paulina queremos vivir, celebrar, anunciar a Jesucristo, el Maestro Divino, la expresión escuchada hace muchos años cobra actualidad y viveza: queremos ser apóstoles, a esto estamos llamados por el don del Espíritu; pues la condición para ser apóstoles eficaces al servicio de la Iglesia y de la sociedad, es la de ser. Verdaderos discípulos, discípulas.


Volviendo al texto bíblico de Is 50 reflexiono que yo puedo correr el riesgo de calificar las palabras del Siervo, puestas en la liturgia de la solemnidad de Jesús Maestro, como un bello discurso poético, pero no puedo olvidar que se trata del tercer canto del Siervo doliente de Yahvé.


Y es así que, ante la voluntad del Padre que le abre el oído para que escuche, el Siervo-discípulo se adhiere en filial y sufriente obediencia, no opone resistencia, no se tira atrás; no retire el rostro ante los insultos y salivazos. Acepta la Pasión y la muerte. La respuesta a la voluntad del Padre, que ha escuchado, se hace sometimiento, obediencia filial “hasta la muerte y muerte de cruz”. Se anticipa aquí la oración del Getsemaní: ”…no sea como yo quiero, sino como quieres tú”, como aparece en los Sinópticos o como la recoge con expresión sobrecogedora la carta a los Hebreos: "Cristo en los días de su vida mortal ofreció su sacrificio con lágrimas y grandes clamores. Dirigió ruegos y súplicas a aquel que lo podía salvar de la muerte, y fue escuchado por su sumisión. Y aunque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer” (Hb 5,7-8).

La asamblea litúrgica ha escuchado silente la Palabra; recuerda que “los caminos de Dios no son nuestros caminos”, Y pide, por el salmo responsorial, que sea Dios mismo el que nos eneñe, que sea su Espíritu el que nos introduzca en las sendas de Dios, para que podamos caminar con rectitud y lealtad:

R/ Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas.


Haz que camine con lealtad, enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. R.


¿Hay alguien que tema al Señor? Él le enseñará el camino escogido: su alma vivirá feliz, su descendencia poseerá la tierra. R.


El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red. R.